Crónicas veraniegas (y 6) El fin.


Es de noche, el verano toca a su fin. En la aldea aún queda algún veraneante rezagado. En el pueblo, los bares están vacios. El café o la cerveza no se hacen esperar. Todos están más relajados. Han pasado del tumulto al vacio sin que se haya transcurrido casi una etapa intermedia. Es lo que tienen los pueblos. Ahora, sí que pueden considerarse un remanso de paz, demasiada paz. Septiembre es mejor mes para pasar las vacaciones, pero los que viven en las grandes ciudades, tienen grandes dificultades para acostumbrarse al presente ritmo. Precisan ver gente por las calles con las que pararse a hablar y deparar sobre sus vidas. La temperatura no se extrema, casi hace falta la chaquetilla a las horas del atardecer o en las mañanas.

Las cuatro gotas que han caído han humedecido el aire seco de los meses anteriores. Los colores del monte se han apaciguado, se crean nubes y neblinas con mayor frecuencia y el cielo no es tan aburrido como en agosto. Se fueron los veraneantes con su bullicio y la alegría del reencuentro. Habrá que esperar a Semana Santa o al próximo verano. Durante el resto del año caerán como un goteo en algunos puentes o para la recogida de olivas que este año será  escasa. Algunos se atreverán a venir en los días de la navidad, pocos, los más, los que tienen aquí familia. Las casas son muy frías para tan pocos días y algunas solo se prepararon para el verano. La nueva eclosión será dentro de unas semanas, para las jornadas del maquis y luego habrá que esperar a febrero, en San Blas, la fiesta mayor, pero cada vez vamos a menos.

Sigo hablando con unos y con otros sobre la dificultad de que Santa Cruz de Moya se  consolide como destino turístico. Algo inexplicable, como habíamos escrito en crónica anterior. No es debido a una sola razón. Casi todo lo que afecta a una sociedad, por pequeña que sea, tienen una raíz multifactorial. Fallan las grandes estructuras y falla hasta el último agente que participa en el desarrollo rural.  Otros destinos, con menos, son un éxito. Las jornadas de estudio sobre la guerrilla han sido la excepción que confirma la regla. Hemos sido capaces de atraer a cientos de personas, pero no hemos sido capaces de que éstas repitiesen en algún otro día del calendario. Creamos una infraestructura como los senderos de la memoria, pero la mayoría de personas que vienen a realizarlos no pernocta en los establecimientos hosteleros.

Es difícil que el turista rural repita un destino. Mucho le ha de agradar el lugar que visita y es lógico que busque nuevos lugares, más cuando la oferta es tan amplía. Falta algún promotor que oferte actividades, las propuestas de alojamiento no es suficiente por sí sola, ha de ser global. El sitio puede ser muy bonito, pero al turista hay que proveerle de actividades. Otra de las expectativas que desea el turista rural es incorporarse al lugar que visita y para ello es importante la colaboración de los vecinos. La hospitalidad ha sido una de las virtudes básicas de los santacruceros, pero con tan pocos habitantes y el abandono de las costumbres  y tradiciones vinculadas al campo, la mayoría de vecinos vive apartado conceptualmente del turismo y lo único que persigue es que nadie le aparte de su rutina.

Es básico que el destino turístico sea aceptado por los vecinos, que se transformen en agentes del cambio. La mayoría está convencida  de que no hay nada que hacer para que Santa Cruz de Moya pueda desarrollarse. No cree que tenga futuro de no ser que se instale una fábrica. Así los jóvenes, desde hace generaciones, prefieren buscarse la vida a kilómetros de aquí y no ven en el turismo una alternativa. Deberían ser ellos los que tomarán alguna de las alternativas que se han propuesto desde la asociación. El cicloturismo, el piragüismo, el senderismo,… pero no hay iniciativa. En dos generaciones morirán varios pueblos, se convertirán en lugares donde solo existan durante el verano.

El desarrollismo salvaje de los sesenta arranco a toda la generación que, ahora, ronda los cincuenta y sesenta años y cuyo destino fabril fueron las bandas costeras y el centro. El pueblo se convierte, también, en el lugar donde pasar largas temporadas una vez jubilados, pero el actual modo de vida condena a los abuelos en cuidadores de los nietos, así que su calendario está sometido al calendario escolar.

No ha existido más que políticas para esquilmar a los pueblos de gentes, de recursos y la máxima ayuda que se recibe del estado, por ejemplo, sírvanos Villardecañas, es para convertirlos en sumideros, en cementerios nucleares o en lugares donde enterrar la mierda de la ciudad. El resto de ayudas se han generado por medio de planes semicomarcales y subvenciones a iniciativas privadas, pero falta ese banderín de enganche y la visión comarcal del asunto. La alternativa que nos propone el PP tiende a la centralización del poder en las diputaciones y convertir a las cabeceras de partido en puntos de concentración escolar y servicios. Como toda medida neoliberal, está condenada al fracaso, pues, en realidad no persigue los objetivos que se impone como hitos, sino la desamortización de lo público y la gestión a manos privadas.

Uno podría esperar del actual gobierno que corrigiera alguno de esos errores como la excesiva burocratización que se imponía a promotores y grupos locales y que inyectaran políticas de fomento acorde a las políticas europeas, lejos de ello, vacía de servicios educativos, sanitarios y de políticas de bienestar a los pueblos, todo lo contrario de lo que se debería realizar para acabar con la despoblación. Si nuestros gobernantes priorizaran esa lucha y emitieran políticas de desarrollo rural y sostenible, tendríamos alguna esperanza, pero la radicalización de sus medidas o el tamaño de sus tijeras va a conducir que únicamente resistán aquellos pueblos donde las iniciativas de sus promotores se vean secundadas por el resto de vecinos y a la existencia de recursos humanos en los propios pueblos, jóvenes y mujeres, principalmente, que puedan incorporarse y completar propuestas productivas, sean estas del sector que sean.

Llega el otoño, otro de los periodos más bellos para conocer la Serranía de Cuenca, incluso, cuando llega el frío que hace envolvernos entre mantas y abrigarnos hasta la nariz para que el aire limpio entre en los pulmones. A falta de más perspectiva que torear la crisis cada uno como pueda, disfrutemos del perfil de las montañas, del paseo por los caminos de la memoria y conciliémonos con nosotros mismos. En las ciudades se prevé un otoño caliente, aquí, aún, parece verano.

Pedro Peinado, Serranía de Cuenca, 19 de septiembre de 2012

Exposición: Maquis. Crónica de la guerrilla antifranquista.


Con motivo de llevar nuestra exposición al Centro de Cultural Aguirre, Cuenca, del 17 al 27 de septiembre publico la presentación del catálogo-libro que la acompaña y de las actividades que con ella hemos organizado. Os esperamos.

La Gavilla Verde se ha destacado en el último decenio en el estudio y desarrollo de actividades vinculadas a la sociedad rural. Nuestra vocación por recorrer los senderos de la memoria nos viene desde nuestra infancia. Somos el vínculo, el eslabón de una cadena que debe transmitir un mundo que se extingue y asumimos esa responsabilidad por ser la última generación que puede hacerlo, pues nosotros aún convivimos con los que forjaron nuestro pasado, con las calles de tierra de los pueblos y las aldeas, con hombres vestidos de pana y mujeres con pañuelo en la cabeza  sin agua las casas y los campos llenos de jóvenes que iban a la siega, la trilla, la vendimia, …

Ahora nuestros campos son baldíos, los bancales donde se cosechaba forman parte de los bosques y las calles de nuestros pueblos están vacías. Nuestra reflexión sobre el territorio y el paisaje no deja de ser un compromiso con el pasado, una apuesta por constituir un banco de la memoria donde futuras generaciones puedan tomar en préstamo un pedacito de nuestro pasado e invertirlo en un futuro mejor, para los pueblos y para las gentes, y para la cultura.

Nuestro compromiso no podía abstenerse de los procesos políticos desencadenados tras la guerra de España. A nuestra visión social, cultural, etnográfica sobre el campo y sus gentes, debíamos unir el estudio de los grandes acontecimientos políticos y militares que sacudieron la península e intentar encontrar las claves de nuestro actual estado de la cuestión: el problema del campo, su deshumanización y los peligros que nos acechan en un futuro,  donde las políticas públicas de reconversión de la agricultura en un aún-no-sabemos-qué, se han mostrado inútiles para frenar la despoblación.

Toca, por tanto, a la población rural, resistir en las actuales circunstancias y nuestro último ejemplo de resistencia en el mundo rural fue la resistencia antifranquista, aquella que se desenvolvió en las peores condiciones y acabaron por diezmar familias y haciendas para hacer más sencilla la muerte de un mundo caduco que desde El Pardo se despreciaba por su apoyo a la II República.

La presente exposición tiene por objeto que cualquier persona que deambule entre sus paneles pueda hacerse con ese pasado y, al abandonarla,  desee profundizar en su conocimiento. Hemos querido incorporar los diversos ámbitos desde los que podemos comprender el movimiento guerrillero: Los antecedentes, su diversidad territorial, la vida cotidiana, la organización y ejecución de su represión y el momento actual de reivindicación.

El trabajo se ha realizado en colaboración con diversos investigadores, con materiales provenientes de los archivos militares y civiles y los fondos familiares de los propios guerrilleros, guardias civiles y descendientes de unos y de otros.

Dado el tratamiento que ha recibido la guerrilla antifranquista y su leve reconocimiento por parte de la sociedad española en el devenir de la democracia, cualquier actividad que se realice en pos de conocer la historia de esa etapa de violencia política, es una reivindicación sobre unos colectivos que dejaron su juventud en las sierras de España y Europa en la lucha contra el fascismo. Es nuestra obligación abrir una mirada objetiva, plena y radiante sobre ese periodo y reivindicarlo como patrimonio de las sociedades rurales.

La Gavilla Verde agradece al Ministerio de la Presidencia la financiación de este trabajo sin la que no nos hubiera sido posible llevarlo a cabo.

Agradecimiento a todos los investigadores y amigos que han hecho posible y a todas las personas que con su testimonio nos han permitido realizar un viaje en el tiempo y poder conocer su memoria, que es en suma la memoria de todos, la de un pueblo al que la libertad siempre le fue substraída, una España que han querido amordazar los poderosos, pero que aún continua viva, como nuestra memoria.

Sierra y Libertad,

Pedro Peinado Gil. Presidente de La Gavilla Verde

Santa Cruz de Moya, lugar de la memoria, invierno de 2009.

ACTIVIDADES PARALELAS A LA EXPOSICIÓN: MAQUIS CRÓNICA DE LA GUERRILLA ANTIFRANQUISTA. SEPTIEMBRE DE 2012. CUENCA. Todos los actos

Salón de Actos Aguirre 19:00

Lunes 24

Ciclo: Cine y Guerrilla antifranquista

Proyección 2: “La Marcha de los cien días” y “Los últimos guerrilleros”

Martes 25 Ciclo: Cine y Guerrilla antifranquista

Proyección 1: “El Maquis en Santa Cruz de Moya”

Miércoles 26

Conferencia: “Federico García Lorca, músico: investigación musical, republicanismo y flamenco”

Marco Antonio de la Ossa

Jueves 27

Conferencia: Presentación del Pproyecto “Cuenca en guerra”

Santiago Domínguez

Michel Muñoz

Pedro Peinado

Crónicas de la Guerrilla Antifranquista: Cuando los bandoleros eran bandoleros


 

Extracto de un informe de la GC depositado en el Archivo Provincial de Teruel

Quién lea estas líneas pensará que vamos a referirnos a los tiempos del badolerismo del siglo XIX o inicios del XX en España, pero los lectores también sabrán que bandolero fue el término que escogió el franquismo para denominar a la guerrilla antifranquista.

La finalidad que se perseguía utilizando esta denominación junto a la de forajidos, malhechores, atracadores y otros sinónimos, era vaciar de contenido político las acciones de estos grupos y asimilarlos a la delincuencia común, las similitudes entre el bandolerismo común y social, con la vida en guerrillas, eran suficientemente reconocibles por la memoria de la sociedad española, más, en el ámbito rural, y abortaban la identificación republicana por la que los resistentes querían que ser reconocidos.

La utilización del lenguaje es actitudinal. La comunicación es un componente de nuestra conducta individual y social. La ejercida por los grupos u organizaciones humanas, en este caso, será un recurso más al servicio de ambos bandos y su objetivo será la obtención de influencia social. Antes de seguir, habría que decir que el desequilibrio entre ambos arsenales, fueran estos de recursos humanos o materiales, es algo más que un hecho constatable, así entenderemos que se trataba de una lucha desigual marcada por la inferioridad de la guerrilla, frente al abuso de recursos de las fuerzas gubernamentales. Nos atreveríamos a afirmar, que la lucha guerrillera tuvo más de simbólica que de verdadera, sino fuera por las numerosas acciones llevadas a cabo, por el número de víctimas ocasionado, principalmente, en el ejercicio de la represión y por  la gran movilización de hombres y armas para combatirlos. Sí algo tiene de simbólico esa lucha, es justamente, que en ninguna etapa se consiguieron logros de tipo material, como la liberación de una parte del territorio o la posibilidad de vencer al poderoso enemigo. La misión de la guerrilla, era, como podemos recordar en la película de Mario Camus, estar y no vencer.

El franquismo empezó de manera temprana a definir a las organizaciones políticas armadas como bandoleros, con dos objetivos. El primero de ellos ya lo hemos comentado, su despolitización, el segundo era la bestialización o deshumanización. Se atribuirían caracteres criminales, falta de sentimientos, deseos de marginalidad o incapacidad para formar parte de la sociedad y macabros objetivos.  Todo ello para convertirlo en presa y hacer cómplice a toda la sociedad para su captura y su exterminio. Contra este tipo de enemigo, eran aceptables las más aberrantes formas de tortura y se dispondrá de todos los medios a su alcance para perseguirlos. Así la sociedad rural deberá procurar a la guardia civil enseres, animales de carga, alojamiento, enterramientos y traslado de cadáveres, etc.

Un tercer objetivo, era el no reconocimiento del otro, por ello no se permite, más que en contadas ocasiones, la aparición de noticias o publicaciones. Esa actitud, solo rota por las comunicaciones de carácter interno, no solo quiere mantener en el desconocimiento a la sociedad en general de un conflicto que se desenvuelve en las montañas, sino, además, causar en el enemigo la convicción de que no será jamás posible la interlocución. Esta se realizará manteniéndose la correlación de poder y de forma violenta en interrogatorios, bajo amedrentamientos y la práctica de la muerte.

A pesar de la participación de todas las fuerzas con carácter coercitivo, militar y civilmente, será sobre la Guardia Civil  qué recaerá la responsabilidad de aniquilar a la bestia que asaltaba la paz de los caminos, destruía líneas de alta tensión y vías de tren, asaltaba bancos, secuestraba a las personas de bien y acampaba en lugares remotos para esconderse y planificar los actos más terribles, según la narración franquista. La Guardia Civil utilizará todos aquellos medios que pueden incluirse conceptualmente como guerra sucia y que en 1947 se ampararán en el ordenamiento legal franquista con el Decreto Ley de Bandidaje y Terrorismo.

¿Pero qué pasaba cuando la guardia civil se encontraba con personas que actuaban en el marco de la delincuencia común?

La cuestión no era sencilla. Sabemos, que desde la dirección General de la Guardia Civil se enviaron órdenes prohibiendo la utilización de los términos maquis o guerrilleros, tanto a los procedentes de Francia, como a los que luchaban desde el inicio de la guerra en la península. Los términos con los que debían identificarse en los escritos oficiales han sido antes mencionados. Esta uniformización del lenguaje fue acatada la mayoría de las veces, pero con ciertas incongruencias al encontrarse los agentes que los delitos eran cometidos por delincuentes comunes y propios de bandoleros, ya que estos se producían en el ámbito rural. El problema consistía que si se reservaba la palabra bandolero y sus sinónimos a la delincuencia política ¿cómo denominar a los que se dedicaban a la delincuencia común? Veamos algunos ejemplos.

“si bien se tiene la impresión recogida por rumor público que estos individuos no proceden de los llamados “Bandoleros”, sino más bien de la población minera limítrofe, carentes de medios económicos, que para saciar sus vicios tramaran este golpe con que allegar fondos con que pasar las fiestas de Utrillas”.

El redactor del informe, para referirse a los asaltantes de un molino, debe excluir que la acción ha sido protagonizada por la guerrilla, para ella reservará el título de bandoleros. Para atribuir el delito, huye de clasificar como delincuentes u otra expresión sinónima a los asaltantes y recurre a cierta capa social, pobre, por su puesto. Hay que anotar, que la redacción de la época utilizará el prejuicio moral para determinar el móvil.

Otra ilustración sobre la dificultad que entrañaba para los agentes la redacción de informes cuando se trataba de identificar a los delincuentes comunes que realizaban actividades delictivas en lugares alejados, es la que ahora transcribimos y que tienen también su origen en Teruel:

“Teniendo en cuenta el aspecto de los dos asaltantes, el vestir monos en perfecto estado de limpieza, y la carencia de armamento ya que únicamente uno de ellos llevaba una pistola de pequeño calibre, hace suponer que no fuesen bandoleros sino dos individuos de mala conducta”

Resaltar que la misma delincuencia común adoptaría la forma de vestir de los guerrilleros que utilizaban, además, del traje de pana, los monos de trabajo. Ambas vestimentas eran también las utilizadas por la mayoría de campesinos y trabajadores del campo y el monte. Los guerrilleros lo hacían para enmascararse, pero, vemos que los que se dedicaban al asalto con el único objetivo de obtener réditos a cuenta de un tercero, empezaron a identificarse en muchas ocasiones con los guerrilleros. Presentarse como guerrillero, tenía un mayor impacto emocional y coercitivo. La guerrilla contenía dos características que la diferenciaba de la delincuencia practicada en aquellos días. Su armamento, generalmente, era superior al de las bandas o bandoleros propiamente dichos y su permanencia en el tiempo y en el territorio era superior a esas bandas. Otra cuestión a tener en cuenta, era que los guerrilleros abatían a cualquier grupo que quisiera establecerse en el monte, ya se tratara de propias escisiones o de delincuentes comunes, es decir, cumplían con una labor de estrecha vigilancia y eran excluyentes de otras presencias armadas que entorpecieran su actividad. Por así decirlo, realizaban un labor de limpieza no solo político-militar, sino, además, civil. Es por ello, que muchos de nuestros entrevistados proclaman que tenían más miedo de la GC que de los propios guerrilleros, pero no existe mención alguna al temor a la delincuencia propia de un país que pasaba mucha hambre.

En un episodio tragicómico, volviendo a la utilización del mecanismo de imitación que la delincuencia común hacía del fenómeno guerrillero, aportamos el siguiente testimonio:

“sobre las 21 horas del día 20 del actual se presentaron tres individuos esbozados con una manta cada uno y con la mitad de la cara tapada (…) llamando a la puerta con el fin de que les abrieran y les facilitasen comida, contestándoles que no lo hacían y lo que quisieran de comida se les facilitaría por la ventana, y ante esta actitud les amenazaron con que eran bandoleros y de no cumplir sus mandatos volarían el edificio”

Los asaltantes resultaron ser dos hombres y una mujer de etnia gitana. Bajo la manta solo escondían un palo y no un arma larga. Se tapaban la cara, para no ser identificados como lo que realmente eran y amenazaron con volar la casa. Era una suplantación en toda regla. El redactor utiliza directamente la expresión bandoleros, lo que no sabemos es si el trío utilizó la expresión “guerrilleros”.

En una sociedad empobrecida y falta en medios, asistiremos al autoatraco por parte de personas que disponen de una cantidad de dinero procedente de un cobro y serán atracados, curiosamente, por los guerrilleros y no por los que se ocupan profesionalmente de estas tareas:

“se presentaron cuatro hombres armados con fusil, dos de ellos salieron de una alcantarilla y los otros dos bajaron del monte, apoderándose de la merienda que llevaba en un capazo y de la cantidad de dinero expresada, huyendo después de ello en dirección al pueblo de Valdeltormo siendo tres de los guerrilleros de una edad de 25 a 30 años, vistiendo con mono azul y boina y el otro unos 50 más alto que los anteriores, destocado, en mangas de camisa y calzado con alpargatas miñoneras”

No deja de ser curioso que la atribución del atraco corresponda a la guerrilla, el motivo de ello lo hemos aventurado anteriormente, la personas dedicadas al robo, encontraban muchas dificultades para actuar en aquellos días, ya que su actividad no solo era controlada por el estado policial, sino, además, por la insurgencia. Era más factible para el sujeto anterior acusar a los guerrilleros que no a unos delincuentes comunes ¿Qué hacía más creíble su coartada? Debemos pensar, al contrario de lo que se quería hacer creer a la población de aquel entonces, que la presencia guerrillera no era una simple anécdota. La simulación obedece a que la guerrilla como agente tiene un gran calado social y es capaz de modelar conductas, ya fuera por las acciones que ésta realizaba, ya fuera, por ser un objetivo prioritario para la GC. Hemos podido comprobar que la población conocía cómo vestían los guerrilleros, que éstos utilizaban armas largas y eran poseedores de explosivos. Una estructura humana invisible socialmente, no hubiera sido capaz de influir a los individuos de esa sociedad que no tenía más medio de comunicación que la narración oral. Sí se conocían estos aspectos y, algunos más, que no tienen cabida en este escrito, podemos concluir que la influencia guerrillera en algunas zonas fue determinante y modificó las pautas de conducta de sus pobladores, no solo de los delincuentes comunes y de la guardia civil, también del resto de individuos que vieron como sus vidas dependían de un hilo por colaborar con la guerrilla o la guardia civil, o, de encontrarse en el momento y lugar equivocado.

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca

3 de septiembre de 2012

Publicado en http://blogs.publico.es/memoria-publica/2012/09/11/cronicas-de-la-guerrilla-antifranquista/

PD: A pesar de mi agradecimiento a los responsables de Memoria Pública, cuelgo aquí el texto original, pues hay algunos cambios en el publicado en el blog del diario, por ejemplo el título.

 

Crónicas veraniegas 5: Llueve.


Llueve desde hace un rato. Lo ha hecho con fuerza durante más de veinte minutos. Si fuera capaz de mantenerse durante unas horas así, cuánto de lo perdido en este año seco recuperaríamos. Si saliéramos de casa, en este momento, en cien metros estaríamos calados. La lluvia se acompaña de aparato eléctrico. El que tanto temor nos despierta, cuando la tormenta es seca, pero cae con fuerza, siempre será poco. Llevamos huérfanos de lluvia, puede que un año. Menos, menos, dirán luego en el bar. Según se mire, en mis cuentas llevamos casi dos años de sequía por más que éste u otro día la lluvia apareciera. En todo el mes de agosto no ha caído más que una gota, antaño, no tan antaño, a partir del 15, cada tarde había una o dos tormentas.

Sigue, a buen ritmo. El valle blanquea y las montañas casi se disipan enmascarándose del  mismo color. No hay horizonte en esta tierra. Muy alto has de subir para contemplarlo. Ánimo, nube, aguanta sobre nuestro cielo pequeño, ánclate en nuestros puertos y cerros y no te dejes arrastrar por el viento, águanos sin ahogarnos, sin que el río se escape de las riberas, hasta que los barrancos recuerden el sabor de la tierra. Se abren las ventanas de las casas para que la humedad se aloje en nuestras alcobas y por ella entran los aromas de la huerta, de las choperas, de los terrones duros que se van deshaciendo, como encharcándose los caminos. La televisión y la radio han dejado de funcionar. Nos sentamos frente a los cristales, como si fuera la primera vez que viéramos caer el agua del cielo. Nostalgia de lluvia. Y vuelve a animar su ritmo. Agua bendita, ésta, no la de las iglesias y habrá, hoy, día de la virgen de Tejeda, quién diga con ironía que ésta ha obrado milagro ¿Y cuántas veces no obró? Al final, han sido los cielos los que nos han traído el bien preciado y aún no se anuncia el arco iris.

Desde mediados de agosto, sobre el Rincón de Ademuz, donde pegaditos estamos, los meteorólogos anunciaban tormentas. Cada día aparecía un rayo, a veces huérfano de nubes, otras, acompañado, pero pasaba el día y la noche y aquí no caía una gota. No ya el monte, las suertes de almendros y de vides, son un auténtico secarral.  En los días de las olas de calor se oía el quejido suicida de las montañas anaranjadas esperando una colilla o un rayo pirómano prendiera para dejarnos sin pinos. Y no llovía. Lejos de corregir su error, los que saben de anticiclones y borrascas persistían en situar en los límites de Cuenca, Valencia y Teruel el símbolo encarnado. Han pasado casi cuatro semanas, para que al fin hayan acertado. Era tanta su persistencia que pensaba para adentro que el que distribuye los soles, las nubes, los anticiclones y las borrascas sobre el mapa del tiempo, cumplía con dos condiciones. La primera, que sería de las proximidades y, la segunda, que era seguidor del Rayo Vallecano. Esas eran las únicas conclusiones paracientíficas que podían extraerse del obcecado rayo. Fuera la fuente que consultaras, estaba inmutable en la frontera de los tres reinos y era de obligada risa de los naturales.

Sigue lloviendo, venga nube, no te rindas, descárganos tu preciado tesoro que, a poco, será más caro que el precio de la gasolina. Venga viento, sé un poco socialista y mantén sobre nuestra Serranía, tan preciada nube, pues no va llover siempre en los mismos lugares, reparte mejor el líquido, que ayer Rufi y Alfonso contaban que las carrascas que pueblan los altos de la Olmeda estaban “sequicas del tó”. Flojea, pero sigue a buen ritmo, si aguantará así hasta la noche, cuánto de lo perdido habríamos recuperado. Flojea, y es que no hay virgen que haga un verdadero milagro sobre esta tierra. Aguanta nube, no dudes en visitarnos hasta que llegue el octubre, puede que aún estemos a tiempo de comer el preciado níscalo.

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 8 de septiembre de 2012

Ultimo Discurso de Salvador Allende. 11 de Septiembre de 1973.



Seguramente ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.

Trabajadores de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo, el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.

Me dirijo, sobre todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder. Estaban comprometidos. La historia los juzgará.

Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.

El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.

¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!

Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía, la cobardía y la traición.

 

Entrevista de Paco Varea a Pedro Peinado en Voces de Cuenca


Pongo el enlace de la entrevista que me ha realizado Paco Varea para Voces de Cuenca, como Presidente de La Gavilla Verde. El titular lo extrae de una de mis frases y se puede entender perfectamente, aunque ya ha habido alguién que me ha sugerido que el que tiene que desaparecer soy yo mismo. Y no le falta razón al hombre, pero siempre que me dejaran escoger la forma de hacerlo, por ejemplo, como nos cantan Los Manolos, los mejores de mi barrio, en la versión de La Balsa.

Se entiende que quería hacer referencia a la desaparición natural de unas generaciones excesivamente contaminadas por la «cultura» franquista y que cualquier persona con sentido común puede comprender.

En todo caso mi agradecimiento a Paco y su profesionalidad como periodista.

PD: Dejo el enlace de la versión de La Balsa, que revolucionó el rock argentino cuando salió publicada por el grupo Los Gatos. Es INSUPERABLE, aunque yo sea de Hostafranchs y amante de Los Manolos. La hizo famosa en la ciudad de la rumba, Gato Pérez, al que tanto echamos en falta.

Cartel XIII Jornadas El Maquis en Santa Cruz de Moya

Crónicas Veraniegas 4. El agosto en La Olmeda.


Este verano me he refugiado, como de costumbre, en La Olmeda. He pasado el máximo tiempo con mis hijas, es decir, las mañanas y las tardes en la piscina o en el río o en las simas o montado en la bici escapándonos a buscar moras y del terrible calor que nos ha hecho alcanzar hasta los cuarenta grados.

Esta aldea de Santa Cruz de Moya es el más bello paraje de nuestro término. A algunos les cuesta reconocerlo, pero aquí, el Turia recibe buena parte de sus aguas, donde se rompen sus hoces y se abre una huerta que se hermana con la otra aldea ribereña, Rinconadas, otro espectacular núcleo que aún conserva rastros de nuestra arquitectura tradicional.

Los parentescos y las afinidades, también, algún pequeño conflicto, hacen que la población veraniega este más unida que en el pueblo. La Morerilla, a falta de una plaza en condiciones, o, de bares, es el lugar de encuentro y cabe recordar que Engracia se ha convertido, a parte de su condición de alcaldesa pedánea, en una institución, como antaño fuera el tío Donato o el Tío Domingo que la precedieron en el mando.  Qué sería de nosotros sin los encuentros en la Morerilla o en algún otro rincón de la aldea en los que los vecinos sacan sus sillas para disfrutar del fresco, charlar, o, jugar una partida al guiñote.

Este año han ocurrido varios acontecimientos en la aldea. El primero de ellos, fue el susto que tuvimos. Se celebra cada año una pequeña fiesta en la aldea. Este año consistía en una celebración religiosa. En uno de esos días abrasadores de la ola de calor. Salía la muchacha de combatir uno de esos virus que distorsionan nuestro aparato digestivo. La acumulación de personas, la expulsión del calor recibido durante todo el día por el asfalto, facilitaron que cayera redonda en pleno acto religioso. El susto fue grande, pues durante veinte minutos, nadie fue capaz de encontrarle el pulso y su respiración era imperceptible, así que dos voluntarios procedieron a practicar el boca a boca, pensando que la mujer se nos iba.

Ignorante de este tipo de celebraciones, oí un helicóptero sobrevolar mi tejado. Distinguí que se trataba del helicóptero del servicio de salud, cuando en principio me hizo pensar que se trataba de un incendio con tantos que ha habido. A su vez, había llegado una ambulancia y, como cada verano, Félix, médico que pasa los veranos en el pueblo, acudía raudo para socorrer a la afectada.

Salí a la calle. La pericia del piloto fue espectacular y realizó el aterrizaje en la estrecha carretera de La Olmeda que nos une a Santa Cruz, más, no hay. La llegada de Félix facilitó la vuelta a las constantes vitales, la visita del médico transportado por el helicóptero acabó por tranquilizarnos y la ambulancia se llevó a la muchacha y su familia más directa hasta Requena para tenerla en observación.  Aprovecho la ocasión para felicitar a nuestro sistema de salud, éste que, ahora, han puesto en solfa y que están destrozando con las nuevas medidas adoptadas por el gobierno regional.

Pude estar con ella un rato a los dos días. La caída le había dejado huella en su rostro pues se golpeó en el suelo. Lo cierto, pasado el susto y conocido el feliz resultado, como alguien comentó, todo aquello había parecido una película de Berlanga, a la que se podría haber llamado “Una misa accidentada”. Ésta se suspendió por unos minutos, además de la caída, por el paso de un tractorcillo, de esos que se denominan mula mecánica. Suele pasar, por esa capacidad de ocupar las vías públicas a las que nos tiene acostumbrados la iglesia y sus fieles. Me contaron que la misa se continuó y, una vez desplazada la enferma a su casa, alguien atravesó el evento católico con blasfemias a nuestro señor. Son los condimentos necesarios para convertir lo trágico en una comedia, como hacía el querido director en sus películas. El helicóptero, volando sobre nuestra pequeña aldea, habrá sido su primer contacto con los pájaros de metal. Esperemos que en la próxima ocasión no se trate de un platillo volante.

Pasados los días, se han celebrado dos bodas de oro, que no es poco. Eso es amor y no lo que sale por la tele. Ambas parejas, en días diferentes, pudieron celebrar con sus familiares y amigos el largo enamoramiento. Son hijos de otra época. Tuvieron que luchar con unas dificultades semejantes a las que, ahora, nos quieren imponer los que han arruinado esa España que levantaron parejas como Paco e Isabel, Gregorio y Montse para nosotros, que podríamos ser sus hijos. A nosotros nos tocará bregar con los gobernantes que nos quieren arrastrar a la España, no de 1962, que es cuando se casaron, sino a la anterior, cuando el hambre apretaba los estómagos y se produjeron los grandes flujos migratorios. En el caso de Paco e Isabel, comentaban que se habían casado en Badalona con siete familiares bajo un almendro, ahora, que han podido, tras una vida trabajada, han invitado a doscientos y ha podido disfrutar, en plena madurez, de unos estipendios que la España que salía de la posguerra no les permitió.

Sobre los flujos migratorios, que tantos y tantos serranos protagonizaron en las décadas de los cuarenta a los setenta, cabe decir que son ya 600.000 jóvenes los que han marchado a otr5os destinos, pero esta vez, fuera de España. La historia se repite con los españoles que emigraron en los sesenta a Francia, Bélgica, Suiza, Alemania.

Entre helicópteros y bodas, la aldea ha estado animada. No podía aparcarse un coche y no paraba de bajar gente para bañarse en el Turia que este año trae un pobre caudal. Gracias a ello, hemos podido introducirnos en parajes que a los niños les han sorprendido por salvajes y que les animaba a preguntar qué haríamos si nos encontrábamos con un cocodrilo. Nuestra fauna es pequeña y asustadiza, lo máximo que pudimos divisar fue una polla de agua que suele anidar en las riberas y que salía al vuelo ante el escándalo producido por la chiquillada. Descubrimos las camas de los jabalís y una poza de lodo, donde se rebozan para mantener limpio su pellejo y desparasitarse.  De todas formas, el barro de sus camas, ya estaba seco y los cazadores se quejan de que no hay caza y que en las esperas no han podido descargar sus escopetas. También se quejan los que trabajan la agricultura, sus huertos son asaltados con alevosía y nocturnidad por animales de dos y cuatro patas. Va siendo una costumbre que los bípedos que pasan su verano en el pueblo y las aldeas, se aprovechen del trabajo de los agricultores, no sé si en una muestra de gorroneo o de la crisis que estamos viviendo. Algunos lo practican todo el año.

Así sin más incidencias, casi podemos dar por finalizado el verano en el pueblo y las aldeas, la estación no ha acabado, pero si el veraneo para los que visitan estas tierras, ya sea por su descendencia, ya sea por querer descubrir los paraísos de tierras adentro. Si alguien lee estas líneas y quiere conocer nuestro término, le aconsejo que lo haga en primavera o en estos días de septiembre, de clima más templado y con menos bullicio. No esperen nada, es la mejor oportunidad que pueden darle a sus sentidos.

 

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 1 de septiembre de 2012