Crónicas veraniegas (y 6) El fin.


Es de noche, el verano toca a su fin. En la aldea aún queda algún veraneante rezagado. En el pueblo, los bares están vacios. El café o la cerveza no se hacen esperar. Todos están más relajados. Han pasado del tumulto al vacio sin que se haya transcurrido casi una etapa intermedia. Es lo que tienen los pueblos. Ahora, sí que pueden considerarse un remanso de paz, demasiada paz. Septiembre es mejor mes para pasar las vacaciones, pero los que viven en las grandes ciudades, tienen grandes dificultades para acostumbrarse al presente ritmo. Precisan ver gente por las calles con las que pararse a hablar y deparar sobre sus vidas. La temperatura no se extrema, casi hace falta la chaquetilla a las horas del atardecer o en las mañanas.

Las cuatro gotas que han caído han humedecido el aire seco de los meses anteriores. Los colores del monte se han apaciguado, se crean nubes y neblinas con mayor frecuencia y el cielo no es tan aburrido como en agosto. Se fueron los veraneantes con su bullicio y la alegría del reencuentro. Habrá que esperar a Semana Santa o al próximo verano. Durante el resto del año caerán como un goteo en algunos puentes o para la recogida de olivas que este año será  escasa. Algunos se atreverán a venir en los días de la navidad, pocos, los más, los que tienen aquí familia. Las casas son muy frías para tan pocos días y algunas solo se prepararon para el verano. La nueva eclosión será dentro de unas semanas, para las jornadas del maquis y luego habrá que esperar a febrero, en San Blas, la fiesta mayor, pero cada vez vamos a menos.

Sigo hablando con unos y con otros sobre la dificultad de que Santa Cruz de Moya se  consolide como destino turístico. Algo inexplicable, como habíamos escrito en crónica anterior. No es debido a una sola razón. Casi todo lo que afecta a una sociedad, por pequeña que sea, tienen una raíz multifactorial. Fallan las grandes estructuras y falla hasta el último agente que participa en el desarrollo rural.  Otros destinos, con menos, son un éxito. Las jornadas de estudio sobre la guerrilla han sido la excepción que confirma la regla. Hemos sido capaces de atraer a cientos de personas, pero no hemos sido capaces de que éstas repitiesen en algún otro día del calendario. Creamos una infraestructura como los senderos de la memoria, pero la mayoría de personas que vienen a realizarlos no pernocta en los establecimientos hosteleros.

Es difícil que el turista rural repita un destino. Mucho le ha de agradar el lugar que visita y es lógico que busque nuevos lugares, más cuando la oferta es tan amplía. Falta algún promotor que oferte actividades, las propuestas de alojamiento no es suficiente por sí sola, ha de ser global. El sitio puede ser muy bonito, pero al turista hay que proveerle de actividades. Otra de las expectativas que desea el turista rural es incorporarse al lugar que visita y para ello es importante la colaboración de los vecinos. La hospitalidad ha sido una de las virtudes básicas de los santacruceros, pero con tan pocos habitantes y el abandono de las costumbres  y tradiciones vinculadas al campo, la mayoría de vecinos vive apartado conceptualmente del turismo y lo único que persigue es que nadie le aparte de su rutina.

Es básico que el destino turístico sea aceptado por los vecinos, que se transformen en agentes del cambio. La mayoría está convencida  de que no hay nada que hacer para que Santa Cruz de Moya pueda desarrollarse. No cree que tenga futuro de no ser que se instale una fábrica. Así los jóvenes, desde hace generaciones, prefieren buscarse la vida a kilómetros de aquí y no ven en el turismo una alternativa. Deberían ser ellos los que tomarán alguna de las alternativas que se han propuesto desde la asociación. El cicloturismo, el piragüismo, el senderismo,… pero no hay iniciativa. En dos generaciones morirán varios pueblos, se convertirán en lugares donde solo existan durante el verano.

El desarrollismo salvaje de los sesenta arranco a toda la generación que, ahora, ronda los cincuenta y sesenta años y cuyo destino fabril fueron las bandas costeras y el centro. El pueblo se convierte, también, en el lugar donde pasar largas temporadas una vez jubilados, pero el actual modo de vida condena a los abuelos en cuidadores de los nietos, así que su calendario está sometido al calendario escolar.

No ha existido más que políticas para esquilmar a los pueblos de gentes, de recursos y la máxima ayuda que se recibe del estado, por ejemplo, sírvanos Villardecañas, es para convertirlos en sumideros, en cementerios nucleares o en lugares donde enterrar la mierda de la ciudad. El resto de ayudas se han generado por medio de planes semicomarcales y subvenciones a iniciativas privadas, pero falta ese banderín de enganche y la visión comarcal del asunto. La alternativa que nos propone el PP tiende a la centralización del poder en las diputaciones y convertir a las cabeceras de partido en puntos de concentración escolar y servicios. Como toda medida neoliberal, está condenada al fracaso, pues, en realidad no persigue los objetivos que se impone como hitos, sino la desamortización de lo público y la gestión a manos privadas.

Uno podría esperar del actual gobierno que corrigiera alguno de esos errores como la excesiva burocratización que se imponía a promotores y grupos locales y que inyectaran políticas de fomento acorde a las políticas europeas, lejos de ello, vacía de servicios educativos, sanitarios y de políticas de bienestar a los pueblos, todo lo contrario de lo que se debería realizar para acabar con la despoblación. Si nuestros gobernantes priorizaran esa lucha y emitieran políticas de desarrollo rural y sostenible, tendríamos alguna esperanza, pero la radicalización de sus medidas o el tamaño de sus tijeras va a conducir que únicamente resistán aquellos pueblos donde las iniciativas de sus promotores se vean secundadas por el resto de vecinos y a la existencia de recursos humanos en los propios pueblos, jóvenes y mujeres, principalmente, que puedan incorporarse y completar propuestas productivas, sean estas del sector que sean.

Llega el otoño, otro de los periodos más bellos para conocer la Serranía de Cuenca, incluso, cuando llega el frío que hace envolvernos entre mantas y abrigarnos hasta la nariz para que el aire limpio entre en los pulmones. A falta de más perspectiva que torear la crisis cada uno como pueda, disfrutemos del perfil de las montañas, del paseo por los caminos de la memoria y conciliémonos con nosotros mismos. En las ciudades se prevé un otoño caliente, aquí, aún, parece verano.

Pedro Peinado, Serranía de Cuenca, 19 de septiembre de 2012

Entrevista de Paco Varea a Pedro Peinado en Voces de Cuenca


Pongo el enlace de la entrevista que me ha realizado Paco Varea para Voces de Cuenca, como Presidente de La Gavilla Verde. El titular lo extrae de una de mis frases y se puede entender perfectamente, aunque ya ha habido alguién que me ha sugerido que el que tiene que desaparecer soy yo mismo. Y no le falta razón al hombre, pero siempre que me dejaran escoger la forma de hacerlo, por ejemplo, como nos cantan Los Manolos, los mejores de mi barrio, en la versión de La Balsa.

Se entiende que quería hacer referencia a la desaparición natural de unas generaciones excesivamente contaminadas por la «cultura» franquista y que cualquier persona con sentido común puede comprender.

En todo caso mi agradecimiento a Paco y su profesionalidad como periodista.

PD: Dejo el enlace de la versión de La Balsa, que revolucionó el rock argentino cuando salió publicada por el grupo Los Gatos. Es INSUPERABLE, aunque yo sea de Hostafranchs y amante de Los Manolos. La hizo famosa en la ciudad de la rumba, Gato Pérez, al que tanto echamos en falta.

Cartel XIII Jornadas El Maquis en Santa Cruz de Moya

Crónicas Veraniegas 4. El agosto en La Olmeda.


Este verano me he refugiado, como de costumbre, en La Olmeda. He pasado el máximo tiempo con mis hijas, es decir, las mañanas y las tardes en la piscina o en el río o en las simas o montado en la bici escapándonos a buscar moras y del terrible calor que nos ha hecho alcanzar hasta los cuarenta grados.

Esta aldea de Santa Cruz de Moya es el más bello paraje de nuestro término. A algunos les cuesta reconocerlo, pero aquí, el Turia recibe buena parte de sus aguas, donde se rompen sus hoces y se abre una huerta que se hermana con la otra aldea ribereña, Rinconadas, otro espectacular núcleo que aún conserva rastros de nuestra arquitectura tradicional.

Los parentescos y las afinidades, también, algún pequeño conflicto, hacen que la población veraniega este más unida que en el pueblo. La Morerilla, a falta de una plaza en condiciones, o, de bares, es el lugar de encuentro y cabe recordar que Engracia se ha convertido, a parte de su condición de alcaldesa pedánea, en una institución, como antaño fuera el tío Donato o el Tío Domingo que la precedieron en el mando.  Qué sería de nosotros sin los encuentros en la Morerilla o en algún otro rincón de la aldea en los que los vecinos sacan sus sillas para disfrutar del fresco, charlar, o, jugar una partida al guiñote.

Este año han ocurrido varios acontecimientos en la aldea. El primero de ellos, fue el susto que tuvimos. Se celebra cada año una pequeña fiesta en la aldea. Este año consistía en una celebración religiosa. En uno de esos días abrasadores de la ola de calor. Salía la muchacha de combatir uno de esos virus que distorsionan nuestro aparato digestivo. La acumulación de personas, la expulsión del calor recibido durante todo el día por el asfalto, facilitaron que cayera redonda en pleno acto religioso. El susto fue grande, pues durante veinte minutos, nadie fue capaz de encontrarle el pulso y su respiración era imperceptible, así que dos voluntarios procedieron a practicar el boca a boca, pensando que la mujer se nos iba.

Ignorante de este tipo de celebraciones, oí un helicóptero sobrevolar mi tejado. Distinguí que se trataba del helicóptero del servicio de salud, cuando en principio me hizo pensar que se trataba de un incendio con tantos que ha habido. A su vez, había llegado una ambulancia y, como cada verano, Félix, médico que pasa los veranos en el pueblo, acudía raudo para socorrer a la afectada.

Salí a la calle. La pericia del piloto fue espectacular y realizó el aterrizaje en la estrecha carretera de La Olmeda que nos une a Santa Cruz, más, no hay. La llegada de Félix facilitó la vuelta a las constantes vitales, la visita del médico transportado por el helicóptero acabó por tranquilizarnos y la ambulancia se llevó a la muchacha y su familia más directa hasta Requena para tenerla en observación.  Aprovecho la ocasión para felicitar a nuestro sistema de salud, éste que, ahora, han puesto en solfa y que están destrozando con las nuevas medidas adoptadas por el gobierno regional.

Pude estar con ella un rato a los dos días. La caída le había dejado huella en su rostro pues se golpeó en el suelo. Lo cierto, pasado el susto y conocido el feliz resultado, como alguien comentó, todo aquello había parecido una película de Berlanga, a la que se podría haber llamado “Una misa accidentada”. Ésta se suspendió por unos minutos, además de la caída, por el paso de un tractorcillo, de esos que se denominan mula mecánica. Suele pasar, por esa capacidad de ocupar las vías públicas a las que nos tiene acostumbrados la iglesia y sus fieles. Me contaron que la misa se continuó y, una vez desplazada la enferma a su casa, alguien atravesó el evento católico con blasfemias a nuestro señor. Son los condimentos necesarios para convertir lo trágico en una comedia, como hacía el querido director en sus películas. El helicóptero, volando sobre nuestra pequeña aldea, habrá sido su primer contacto con los pájaros de metal. Esperemos que en la próxima ocasión no se trate de un platillo volante.

Pasados los días, se han celebrado dos bodas de oro, que no es poco. Eso es amor y no lo que sale por la tele. Ambas parejas, en días diferentes, pudieron celebrar con sus familiares y amigos el largo enamoramiento. Son hijos de otra época. Tuvieron que luchar con unas dificultades semejantes a las que, ahora, nos quieren imponer los que han arruinado esa España que levantaron parejas como Paco e Isabel, Gregorio y Montse para nosotros, que podríamos ser sus hijos. A nosotros nos tocará bregar con los gobernantes que nos quieren arrastrar a la España, no de 1962, que es cuando se casaron, sino a la anterior, cuando el hambre apretaba los estómagos y se produjeron los grandes flujos migratorios. En el caso de Paco e Isabel, comentaban que se habían casado en Badalona con siete familiares bajo un almendro, ahora, que han podido, tras una vida trabajada, han invitado a doscientos y ha podido disfrutar, en plena madurez, de unos estipendios que la España que salía de la posguerra no les permitió.

Sobre los flujos migratorios, que tantos y tantos serranos protagonizaron en las décadas de los cuarenta a los setenta, cabe decir que son ya 600.000 jóvenes los que han marchado a otr5os destinos, pero esta vez, fuera de España. La historia se repite con los españoles que emigraron en los sesenta a Francia, Bélgica, Suiza, Alemania.

Entre helicópteros y bodas, la aldea ha estado animada. No podía aparcarse un coche y no paraba de bajar gente para bañarse en el Turia que este año trae un pobre caudal. Gracias a ello, hemos podido introducirnos en parajes que a los niños les han sorprendido por salvajes y que les animaba a preguntar qué haríamos si nos encontrábamos con un cocodrilo. Nuestra fauna es pequeña y asustadiza, lo máximo que pudimos divisar fue una polla de agua que suele anidar en las riberas y que salía al vuelo ante el escándalo producido por la chiquillada. Descubrimos las camas de los jabalís y una poza de lodo, donde se rebozan para mantener limpio su pellejo y desparasitarse.  De todas formas, el barro de sus camas, ya estaba seco y los cazadores se quejan de que no hay caza y que en las esperas no han podido descargar sus escopetas. También se quejan los que trabajan la agricultura, sus huertos son asaltados con alevosía y nocturnidad por animales de dos y cuatro patas. Va siendo una costumbre que los bípedos que pasan su verano en el pueblo y las aldeas, se aprovechen del trabajo de los agricultores, no sé si en una muestra de gorroneo o de la crisis que estamos viviendo. Algunos lo practican todo el año.

Así sin más incidencias, casi podemos dar por finalizado el verano en el pueblo y las aldeas, la estación no ha acabado, pero si el veraneo para los que visitan estas tierras, ya sea por su descendencia, ya sea por querer descubrir los paraísos de tierras adentro. Si alguien lee estas líneas y quiere conocer nuestro término, le aconsejo que lo haga en primavera o en estos días de septiembre, de clima más templado y con menos bullicio. No esperen nada, es la mejor oportunidad que pueden darle a sus sentidos.

 

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 1 de septiembre de 2012

Sobre la denominación del Día del Guerrillero Español


Hemos podido leer en las redes algún comentario mostrando su desaprobación por el nombre escogido en 1989 por las asociaciones de exguerrilleros para denominar a su conmemoración anual. Desde La Gavilla Verde, siempre lo hemos respetado y mantenido, a pesar que hace unos años, se acordó añadirle “Homenaje a la guerrilla antifranquista” al tenerse en cuenta algunas sugerencias realizadas por diversas asociaciones y personas. La denominación original “Día del Guerrillero Español”, se sostiene por varios argumentos.

En primer lugar, porque son los propios guerrilleros o sus organizaciones los que lo escogen.  Así se identifica a los guerrilleros que lucharon en Francia y en España, mayoritariamente, eliminando la no agradable diferencia entre maquis y guerrilleros para diferenciar a unos y a otros, o, las falsas polémicas, si fueron todos antifranquistas o ese apelativo solo corresponde a los que lucharon en España.

En segundo lugar, porque ellos han sido los únicos guerrilleros existentes en nuestro país y luchaban por él, en diversos territorios de la península y no querían que se les arrebatara esa condición, pues su lucha era por la republica española. No hubo un movimiento guerrillero independentista o autonomista, eran todos antifranquistas y luchaban porque el término español no fuera de exclusividad franquista.

Por último, el día y el monumento se elevan en plena transición, 1989 y 1991, por dos objetivos, el recuerdo a los que cayeron en aquella lucha y la reivindicación de su reconocimiento por parte del estado como último exponente del Ejército popular de la República. El estado debería haber equiparado, reparado y reconocido su lucha, no ahora, sino, recién estrenada la democracia, de igual forma que se hizo en su día en Francia y Alemania.

El término no acaba de cuajar en algunos sectores de la izquierda que rechazan todo lo que haga referencia a España o español, por el abuso e identificación que sobre esos términos se ha realizado tradicionalmente desde la derecha. Existiría, entonces, un patriotismo español de derechas, pero no de izquierdas, o más acertadamente, no existiría más patriotismo español democrático que el que el nacido en los albores de esta democracia. Afinando aún más, un sector de ciudadanos, demócratas y mayoritariamente de izquierdas se sentirían patriotas bajo una nueva forma de estado, pero no sin ella.

Entenderíamos, entonces, que el nacionalismo español tendría tres grandes familias. La primera la que concibe un estado unitarista heredero de la una grande y libre, pero del que podríamos encontrar sus raíces con anterioridad a la existencia del franquismo. La segunda, la que emana de la Constitución defensora del estado de las autonomías, de la simbología y forma de estado que en ella se recogen y que podemos definir en una sola frase: no soy monárquico, pero soy juancarlista. La tercera, pequeña, pero que no para de crecer, reivindicaría la forma republicana de nuestro estado y en ella convivirían unitaristas, autonomistas, federalistas y confederales. La forma de estado republicana estaría por encima del resto de cuestiones.

Estas actitudes son el producto de que durante la transición se aceptó en la constitución la utilización de la bandera, con el cambio de escudo, y del himno utilizados por Franco en sus cuarenta años de dictador. Esa aceptación también la hicieron los partidos que representaban a la mayoría de izquierdas, socialistas y comunistas, pero no sus bases.

Viene a mi memoria una anécdota que protagonizó el escritor Julio Llamazares en las II Jornadas El Maquis Santa Cruz de Moya. Cuando tomó la palabra, antes de introducirse en el tema de  su intervención, nos llamó la atención a los organizadores del evento. Señalaba el escritor, que mientras para denominar al país vecino, utilizábamos Francia, nos referíamos al nuestro como Estado Español. La crítica, si bien recuerdo, tenía dos vertientes. Si nos referíamos como estado a uno, de igual manera debíamos hacerlo con el otro o a la inversa. La segunda cuestión, más interesante en este espinoso tema, hacía referencia al abandono que se había realizado del concepto de España por parte de los demócratas de izquierda, facilitando, así, que el término se constituyera en propiedad privada de la cerril derecha. Esto sucedía por la influencia de las corrientes nacionalistas y de lo ya expuesto en líneas anteriores, un cierto rechazo a la utilización a los términos y símbolos de los que se había realizado por la dictadura.

Los redactores del programa, puedo subrayarme como responsable del mismo, reflexionamos, no tan solo de las palabras del excelente escritor leonés, además, la discusión tuvo continuidad al día siguiente con alguno de los guerrilleros que habían dado nombre al monumento y al día del guerrillero y los motivos que les había llevado a ello, siendo buena parte originarios de Cataluña. Son los mismos guerrilleros agrupados en AMICAL de Catalunya dels antics guerrillers espanyols a França, los que propusieron el nombre, a pesar de su visible amor por su patria catalana, es más, cuando empezaron a debatir dónde emplazar el monumento, quisieron que fuera en las cercanías del sistema ibérico, por ser un lugar representativo de la lucha guerrillera y céntrico en su situación peninsular. Pero no se detuvieron ahí, al monumento, a imitación del que los guerrilleros españoles elevaron en Francia, lo denominaron Monumento Nacional del Guerrillero y el lema, que más tarde finalizó su obra de reconocimiento a sus ex compañeros, dice así: En memoria de los guerrilleros españoles muertos en la lucha por la paz, la libertad y la democracia al lado de todos los pueblos del mundo”  Nótese que se evitó la palabra caídos, que se insiste en la calidad de españoles y en su carácter internacionalista. La influencia francesa también está presente en la denominación de la asociación catalana y de la extinta de  Madrid que fundó nuestra querida Raquel Pelayo, en Francia se denomina Amicale des Anciens Guérilleros Españoles en France – Fuerzas Francesas del Interior (AAGEF-FFI), existiendo además una sección departamental que añade el nombre del territorio al que se adscribe.

Somos sabedores que el nombre sigue siendo indigesto para algunas personas de izquierda, pero también lo es para muchas personas de derecha, justamente por la utilización del término español por parte de organizaciones de izquierda. En los últimos años, el movimiento republicano ha ido creciendo, no tan solo como un exponente de la izquierda, a ese contingente, se le suma la identidad con una España que no viene representada por el franquismo, sino que se retroalimenta directamente en la forma de estado republicano que significó la II República, que para acabar de adobar el texto, se denominaba española.

 

 

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 31 de agosto de 2012

Crónicas Veraniegas 3. El agosto en Santa Cruz de Moya.


Agosto es un mes especialmente ruidoso y bullanguero. He sido testigo, durante todo el año, de la ilusión con la que ha trabajado la Asociación Cultural Santacrucera. No quiero decir que en años anteriores no lo hiciera, pero la inquietud de estas mujeres ha revolucionado a todo bicho viviente que tuviera algo que ver con el pueblo. Su comisión de fiestas ha estado a la altura de las circunstancias, pero los tiempos cambian y a los jóvenes parece apetecerles más sus peñas y el botellón que las verbenas populares. El botellón, según me cuentan, se ha extendido en las fiestas de la comarca y es un cáncer para el mantenimiento de las fiestas que se sostienen principalmente por el bar y las loterías. En todo caso, el alcohol es nuestra droga nacional y a ella se le rinde buen tributo en estos días.

Ruido, han tenido en el pueblo, el que han querido y más. La mayoría ha sido tolerante, aunque a determinados horarios deberían moderarse los volúmenes, cuando extinguirse, pues conviven personas mayores con recién nacidos y el baile, a pesar de haberse llenado a algunas horas, ha permanecido, en otros momentos apagado.

En la vida del pueblo, las fiestas del verano, alcanzan como mucho diez o doce días y no todo se rescinde al baile o a la algarada callejera, pues se realizan decenas de actividades desde los campeonatos tradicionales de guiñote, dominó, fútbol y, este año, con gran éxito de participación, un circuito BTT que esperamos que se repita y consolide. Uno de los atractivos del término es nuestra especial geografía, excelente para este tipo de eventos y que desde la sección deportiva de La Gavilla Verde, Agustín, va trabajando para poder consolidarnos en un encuentro provincial. La asociación Santa Crucera lo ha demostrado, además, de diseñar una camiseta que todos hemos querido llevar.

He podido hablar con el alma de la organización de estos eventos y sé del esfuerzo que conlleva y el constante cambio generacional que es necesario, pues a diferencia de otros actos que se realizan en Santa Cruz de Moya, éste, es responsabilidad exclusiva de la población que emigró y que suele pasar las vacaciones estacionales, principalmente, el verano, en su pueblo. La asociación ha ido organizando también actividades en las vacaciones de Semana Santa y, en Santa Cruz de Moya, no sobramos nadie. Se debe reconocer su trabajo que conlleva muchas responsabilidades y algún crítico de sillón. Existe un grupo de ciudadanos que lo harían mejor que los que nos dedicamos a organizar cosas, desde la más sencilla a la más compleja, pero ciñen a ver la vida, como si mirasen cómodamente el televisor con el mando en su mano. Es una pena que tan apreciado personal no se eche al ruedo y nos ayude a todos a mejorar.

En otro orden de cosas, siempre cabe realizar algún apunte sobre el agosto en los pueblos. El aumento de personal conlleva, no tan solo problemas de convivencia que se solucionan por el alto grado de tolerancia que aquí existe, pero hay que reconocer que el pueblo está más sucio. No por falta de elementos para la recogida de residuos, sino porque España sigue siendo un país excesivamente tolerante con los que arrojan cualquier papel o plástico al suelo teniendo una papelera a dos pasos. Aquí, cabría decir, que a todas las personas que queremos el pueblo, deberíamos autocontrolar estas conductas. Impedir que las banderolas que engalanan las calles no deben permanecer todo el año hasta que el sol diluye el color de las enseñas o se pudren los cordeles. Hay un turismo silencioso durante todo el año y estos elementos que sirven para comunicar las fiestas que durante los días que envuelven el 15 de agosto se celebran, afean las fotos de los visitantes y dan una mala imagen durante el resto del año. No he comprobado, si este año se han retirado y, simplemente, lo añado para ejemplificar.

Como tantos años, se le piden al ayuntamiento recursos y esfuerzos de los que no se disponen y es imposible importar algunos servicios que se disfrutan en las grandes ciudades. Así, cuando uno ve un contenedor lleno, no debe depositar la basura en el suelo. Se busca otro y, si todos los contenedores están llenos, se vuelve uno a su casa con la bolsita o la cajita de cartón, y no quedan a la intemperie los residuos orgánicos a expensas de los zarpazos de los gatos. Especialmente, los vidrios y demás materiales reciclables, pues pueden ser objeto del desperdigamiento de plastiquitos y aumento de la inseguridad.

El tema de los coches es otra de las consecuencias que más se sufren. Antes, en cada casa, había uno, pero el crecimiento de las familias hace que haya dos, cuando no tres. Es un problema que también se solventa con el espíritu de convivencia propio de nuestras gentes, pero el que esto escribe, ve con desagrado que en la plaza, que ha sido una de las transformaciones de mayor calado en nuestro pueblo, sigan aparcándose coches, privando a los niños de espacio para jugar. Estos días, un todo terreno enorme estaba en plena plaza robando ese espacio a los vecinos.

El tráfico también circula aumentado en todas sus versiones. Si no ha pasado nunca nada es porque la gran mayoría de personas conduce con tino y sabe que, detrás de la pelota, viene un niño, cuando no cuarenta en estos días. Los conductores han de librar batallas de paciencia con personas que se paran a ver quién viene y hasta que no lo averiguan no se apartan. Ya sabemos que la curiosidad mata, más cuando se da en plena carretera. Habrá que advertir a la Junta que la salida del cruce de La Olmeda es un verdadero peligro, ya que la maleza impide ver la bajada de automóviles desde Ademuz y no será la primera vez que se ha visto bajar a un kamikaze. Los paseantes deberían andar con más precaución por la carretera, cuando no escoger otras rutas, pues el paseo al partidor demuestra que los audaces, a veces, van sobre dos patas y no sobre ruedas.

Hay quién se impacienta ante el coche que le antecede, cuando su conductor se para y establece una tertulia sin soltar el volante. Penoso es, cuando esto ocurre frente la terraza de un bar o el “banquillo de los acusados”, pues la ciencia, que es tardía y, a veces tonta, también, es certera y ha descubierto que el diesel es cancerígeno y, mientras, conductor y viandantes están encantados de conocerse, gasean al prójimo sin entender que la libertad de uno, a veces, es una pesada carga para los demás. Algunos hasta pitan, como si estuvieran ante un atasco de capital. Lo propio es “echarle una voz” que, no por ruidosa, es más natural en este país veraniego.

Este año se ha celebrado la fiesta del río. Una iniciativa anual del ayuntamiento para la limpieza y conservación de nuestro Turia. Recogemos la porquería que se almacena en las riberas, los troncos depositados en su lecho y que pueden convertirse en un problema si descarga una riada, como ocurrió en la última inundación en la huerta de Rinconadas. Además, es un buen momento para concienciarnos de nuestro entorno y adecentar algunos espacios de nuestra ribera donde la maleza se ha comido espacios para el recreo y sendas para que podamos explorar nuestro Turia. El verano, no está exento de actividades ociosas, así se han organizado salidas a reconocer los vestigios de Serrella o los Conquetes, paraje monumental que ha levantado la cuenca del Turia en Titaguas. Cada día hemos visto salir a gente a caminar o a pedalear, o a ocupar las riberas de nuestros ríos para refrescarse. Es notoria la bajada del nivel que lleva el Turia, eso nos ha permitido adentrarnos en sus hoces. De no llover y nevar en los próximos meses, media península se convertirá en un desierto.

Empezaba trágicamente este verano con la muerte de dos personas muy queridas y jóvenes, a ellos, debemos dedicarle nuestro recuerdo y que allí donde habiten, cuando desde tan lejos nos vean, se sientan orgullosos de nosotros. Ojalá pudiéramos dejarles a nuestros hijos un pueblo y unas aldeas como las que nosotros recibimos de nuestros abuelos. Cuidemos entre todos de Santa Cruz de Moya, como la mayoría hacemos y concienciemos a los que se despistan, de que el pueblo y nuestras aldeas, lo merecen.

El agosto toca a su fin, pasaremos del ruido al silencio, que nada más rompen las mulas mecánicas.

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 28 de agosto de 2012

Crónicas Veraniegas 2. Turismo estacional y universalización del turismo.


El pueblo empieza a vaciarse. A mi percepción, no recordaba un verano igual ¿La crisis? Falta de un registro estadístico cada vez más necesario. Un observatorio del turismo rural, no ya la ocupación hotelera, sino la ocupación de las segundas residencias o de los núcleos rurales durante el verano. Todo pueblo es un hotel.  La piscina estaba más repleta que nunca. Una inversión costosa para el municipio, pero con un buen servicio y una buena ocupación sale rentable a pesar de su corta estacionalidad. La piscina es un lugar casi idílico por sus vistas. Nuestro alcalde lo lleva por orgullo, pues todos sabemos las horas que ha echado para que el césped, los árboles y el recinto luzcan ese buen aspecto. Complementa una oferta turística que va siendo hora que nos planteemos seriamente. Santa Cruz de Moya y sus tres aldeas, no consiguen arrancar del calendario otros agostos más que el verdadero, pese a que el número de actividades del año está repleto de fiestas tradicionales, encuentros literarios, jornadas de memoria histórica, recuperación de senderos, rutas en bici, etc. Entre todos, debiéramos hacer un esfuerzo mancomunado y darle por fin un empujón para que el municipio se consolide como un punto de atracción turística en meses diferentes al agosto.

Éste ha sido un anhelo de nuestra asociación, La Gavilla Verde, pero en este año de sombras hemos tenido que recortar las actividades que veníamos realizando como la cancelación del Festival de Cine Documental Rural que iba a cumplir su cuarto año. Una percepción, compartida por algunos, es que realmente no hay interés por parte de la juventud en apostar por su pueblo. La brechas abiertas por la emigración desde los años cuarenta, se han instaurado culturalmente y son muy poco los jóvenes que ven viabilidad a establecer un proyecto de vida en Santa Cruz de Moya. Deberíamos cambiar esta tendencia y esforzarnos para que los jóvenes tengan, sino, el lideraje del proyecto, si una participación decisiva. Más cuando el paro juvenil va a arrastrar a esos jóvenes a destinos más allá de nuestras fronteras.

No nos explicamos por qué los proyectos hosteleros no hayan tenido el crecimiento esperado, a pesar de que el entorno es pura maravilla y como me comentaba una de las propietarias de una casa rural, la satisfacción del turista ha sido muy positiva. Pero no repiten.

Uno de los defectos es la ausencia de alguien o algo que se encargué de relanzar el turismo a nivel comarcal. Ese también fue el sueño de la asociación comarcal Red Tierras de Moya, ahora, aletargada, gracias a que sus proyectos no recibieron el apoyo del anterior gobierno ni del grupo de acción local. Estamos en una tierra donde la capacidad privada es escasa, los pobladores ya tienen suficiente con sus ocupaciones y es necesaria la participación de emprendedores venidos de fuera.

La población de la Serranía Baja no llega a los 12.000 habitantes y la pirámide está tan invertida que un día vuelca. Los responsables del fomento rural podrán decirnos que ellos han cumplido con los objetivos y legislación existente. Claro que sí, nadie lo duda, pero no se trataba de cumplir. En España parece que cumplir es una meta, cuando en realidad es una obligación. En otros lares podrá uno conformarse con cumplir, en el nuestro, se ha de trabajar como el que lo hace en una UCI hospitalaria y eso si que no se ha hecho. Han tratado a nuestra comarca, de igual forma que se ha realizado con comarcas más pobladas y con mayor presencia del sector productivo. Y si cada territorio presenta unas características originales, originales también han de ser sus soluciones. Aquí, las actuaciones han de tener un carácter integral y menos gastarse los duros en folletines y papel satinado. Y comparar es a veces de mal gusto, pero ¿ustedes que conocen el terreno, consideran que se ha tratado por igual a la Serranía Alta que la Baja? ¿Por qué cuando proponemos un proyecto comarcal como la Red Tierras de Moya, se nos dice que La Serranía es una sola comarca y que no debemos andar con divisiones, pero cuando se trata de crear un parque natural solo se aplica en la Serranía Alta?

Los apoyos institucionales en la Serranía Baja han sido como esa pinceladas del pintor abstracto que para empezar su obra salpica el lienzo. Si de veras el nuevo gobierno quisiera hacer algo por esta tierra, debería cambiar el rumbo de las políticas de fomento que se han seguido en la Serranía Baja y hacer caso a lo que propusimos en su día desde la exhausta Red Tierras de Moya: Unir a productores, promotores y sociedad civil y crear una marca que nada más sea vista por los turistas sepan dónde nos encontramos en el mapa y que aquí las cosas se hacen bien.

A falta de apoyos institucionales y las dificultades de realizar proyectos de carácter comarcal, hemos de obligarnos a esforzarnos nosotros mismos y convertirnos en la punta de lanza que posibilite la creación de puestos de trabajo y empresas vinculadas al turismo amante de la naturaleza y la historia de los pueblos, simplemente, con esos dos condimentos que son excedentes en nuestra tierra, deberíamos tener bastante.

 

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 27 de agosto de 2012

Crónicas Veraniegas 1: En busca del Castillo perdido de Serrella.


Ubicación del castillo árabe de Serrella

 

La búsqueda de un antiguo enclave desaparecido es un ejercicio atrayente, no ya solo para los investigadores, si no, también, para los aficionados a la historia y es motivo de tertulias en la zona. A finales de los noventa, se publicó un breve estudio muy interesante de Guillermo de León y Luis Mombiedro que nos ayudaba a conocer como se fijaron en el siglo XIII las fronteras entre Aragón, Castilla y Valencia.

Los movimientos fronterizos entre castellanos, aragoneses y los diferentes taifas vecinos vivían continuas luchas y treguas. Castilla y la Corona de Aragón presionaban hacia el sur esperando el momento para forzar la caída de Valencia. A los reinos, también, habría que añadir las ambiciones de una iglesia guerrera que deseaba incorporar la importante capital mediterránea en sus respectivas diócesis. La fijación de los avances y retrocesos de las fronteras que ahora conocemos, encuentran en ese tiempo su génesis. Así sabemos que Arcos de las Salinas, Teruel, es un punto caliente ya que los turolenses deseaban integrarla en sus dominios. La importancia estratégica que les llevó a ocuparla, estaba relacionada con la ganadería, motor económico en aquellos tiempos y, por lo tanto, las salinas y el río de Arcos eran suficientes argumentos para quedarse con aquel término.

Santa Cruz de Moya, llamada Sierra en esos remotos días quedará encuadrada en Castilla. Esos dos movimientos fronterizos crearon la isla de interior del Rincón de Ademuz y será valenciano, no sin polémicas posteriores, y Aras de los Olmos será el puntal de la hoy Comunidad Valenciana.

Quedaba una incógnita por resolver y era la desaparecida ciudadela de Serrella, también conocida por Serreilla o Serrezuela. Llamaba la atención a los amantes de aquel tiempo que la citada ciudad desaparecía de los documentos. La ubicación de Serrella quedaba en el terreno de la historia especulativa. El resto de enclaves podía ser localizado gracias a la documentación existente y no había evidencia alguna que Serrella hubiera cambiado de nombre. Esto hace concluir a los historiadores, que Serrella había sido arrasada.

La historia da para un libro y de ello hemos tenido oportunidad de saberlo en la clase magistral, que dio Guillermo de León el pasado 15 de agosto en la Iglesia de Santa María del Castillo de Moya. Libro sobre el caso, agotado y en clara controversia con el historiador citado, ya fue publicado por Niceto Hinarejos defendiendo la tesis de que realmente Serrella se hallaba en Alcalá de la Vega.

En todos estos años, el Guillermo de León ha realizado un barrido documental y recorrido los cerros que unen las tres provincias. Y defiende con gran convicción que Serrella se ubicó en lo que hoy se conoce como Rentos de Orchova, concretamente en un cerro sobre uno de los núcleos del rento llamado desde siempre Las Casas Quemadas, en el término municipal de Santa Cruz de Moya. Llama la atención, que en unas jornadas anteriores organizadas por la Cooperativa del Aceite Serraturia de SantaCruz de Moya, Guillermo no defendía esta tesis y consideraba que Serrella se ubicaba en la Puebla de San Miguel.  ¿Qué ha pasado en este año escaso para que el historiador cambiara su criterio?

El cambio empieza a producirse por diversos motivos. Hay que señalar el pronunciamiento de Juan Pitarque, prestigioso historiador valenciano y otro de los estudiosos del tema, de que Serrella se encontraba en los límites de Santa Cruz de Moya con Aras de los Olmos. Desde el punto de vista documental, ha sido crucial el hallazgo de un documento en el Archivo de la Corona de Aragón que incluye topónimos en la delimitación de los territorios de Jaime I que ayudan a identificarlos en los mapas actuales. Por último, el esfuerzo de Guillermo en su condición de explorador, de andar los lugares que coincidían, es decir, comprobar si el topónimo antiguo correspondía con el moderno. Durante estas exploraciones, además, ha tenido conocimiento de que cerca del lugar conocido como el barranco de la Cuba, existían las ya nombradas Casas Quemadas. Estas fueron hasta los años cuarenta una agrupación de tres a cinco casas humildes que vivían del trabajo de la tierra y que fueron obligadas a desocuparse en tiempo del maquis. El actual propietario arrasó aquellas sencillas construcciones, pero no borró de la memoria su ubicación aún presente en algunos mapas. En este contacto con el territorio, Guillermo ha recibido informaciones de Teodoro Baeza, conocedor de estas fronteras y de Régulo Algarra, organizador del evento convocado por la Asociación Amigos de Moya.

Las casas de los renteros se levantaban sobre aquellas “casas quemadas”, probablemente por las últimas operaciones realizadas desde Alpuente. Sería arrasada la torre que albergaría un pequeño recinto y, ante la proximidad de un ataque, se refugiarían los vecinos a resistir el asedio.  Muestra de la existencia del asentamiento, sería la presencia de restos de cerámicas y quedaría pendiente una actuación arqueológica, por lo menos en el cerro sospechoso de albergar la torre para concluir que la labor deductiva del historiador es cierta.

Nosotros, los del lugar, siempre apostamos porque Serrella se encontraba en Santa Cruz de Moya. No teníamos más prueba que nuestro sentido común y el conocimiento exhaustivo de la zona, tierra de fronteras desde los inicios de la historia, hasta nuestros días. Argumentábamos que las rutas que unían Valencia con Albarracín, pasaban por nuestro término, incluso creemos en una tercera ruta a las dos expuestas por el conferenciante, el camino natural que une a Aras de los Olmos con Sesga, aldea de Ademuz.

La última vez que recorrimos toda esa zona como trabajo de campo, fue para inventariar las construcciones militares contemporáneas de nuestra última guerra y alguna cosa que nos habían explicados los muy abuelos sobre la presencia de partidas carlistas, amén de que en el último tercio del valle se eleva un molino fortificado, como nos explicaba el historiador, el único molino fortificado en la provincia de Cuenca y que así fue desde aquellos tiempos, evitando la reconstrucción del castillo de Serrella, una vez que el enemigo ya había sido barrido hacia el sur y el nuevo linde era con los aliados catalano-aragoneses. Anteriormente se había estudiado por parte de nuestra asociación, La Gavilla Verde, la existencia de viejos caminos, alguno de ellos recuperados para nuestro proyecto de Senderos de la Memoria.

Aún le queda al autor de la investigación dudas, si cabe situar a Serrella en alguna estribación de Aras de los Olmos o en la Puebla de San Miguel, más por precaución que por convencimiento. Nosotros, fuera de toda duda, estamos convencidos de que Serrella, fue una franja de territorio enclavada en nuestro término. Siempre nos quedará Don Niceto Hinarejos, argumentando que Serrella se elevó en el término de Alcalá de la Vega. Hay que apreciar también el trabajo realizado por los Amigos del Cabriel, en especial a José Sáiz Valero. Hay que reconocerles a todos su entusiasmo y el trabajo elaborado durante años. Nosotros nos quedamos en Serrella y dentro de unos días realizaremos un amigable asedio a ver si podemos demostrar la tesis de Guillermo y que ésta sea aceptada por la comunidad. A su vez, nos gustaría que el debate siguiera abierto, pues la controversia da juego y esta debe quedar en el terreno de la discusión científica por más especulativa que sea. Más importante que si Serrella se encuentre en un punto u otro, es que se vaya recuperando nuestra conciencia histórica desde los tiempos de nuestra fundación territorial hasta nuestros días.

 

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 25 de agosto de 2012

 

Para saber más.

http://www.aristarkos.com/8textos/serella/index.htm

http://www.aristarkos.com/8textos/1210/1210.htm

http://www.alcaladelavega.com/2012/08/24/el-largo-debate-sobre-serreilla-no-ha-acabado/

http://www.vocesdecuenca.com/frontend/voces/Un-Investigador-Situa-En-Santa-Cruz-La-Fortaleza-De-La-Serrella–Conocida-Como-L-vn21551-vst95

https://www.facebook.com/media/set/?set=a.245513775478786.76287.100000604954113&type=3

http://www.amigosdelcabriel.es/index.php?/topic/442-nuevos-datos-sobre-serreilla/

 

La despedida de un concejal de pueblo (2).


Toma de posesión junio de 2011 (con la camiseta de la AGLA).

Mi deseo era concluir mi segunda legislatura, pero al solicitar mi reingreso en mi antiguo trabajo, me obligaron a presentar la dimisión como concejal, dada que mi excedencia se argumentaba por motivo del cargo. Simplemente es una nota aclaratoria ya que no hay otro motivo a mi renuncia y no quisiera más interpretaciones a nivel local pues a quién le puede interesar que hay dejado de ser concejal. Así que éste, es un escrito para la gente de Santa Cruz de Moya, Rinconadas, Higueruelas y mi querida Olmeda.

Por mi parte, no ha habido más razón que la expuesta,  ni desavenencias o desacuerdos con el actual equipo de gobierno, cuando me lo permitieron, estuve a su lado, con ellos voté e hice lo que me encargaron. Mucho más hubiera querido hacer, pero donde manda patrón, no manda marinero. Se podrían contar muchas experiencias de estos años, más bien amargas, con un daño personal y familiar que nunca hubiera imaginado, pero el tiempo coloca a cada uno en su lugar y siempre habrá tiempo para escribir unas memorias. Y si no lo hay, es que esta historia no merece ser escrita.

En estas horas de pleno desarrollo de la reacción, parece que los ayuntamientos pequeños están llamados a desaparecer bajo la excusa del gasto que representan a la administración. No oí cosa más absurda. El trabajo de alcaldes y concejales no tiene recompensa alguna, todo lo contrario, se ha de tener una fortaleza especial, pues no hay día que antes Domingo, luego Julián y, ahora, Ángel y los concejales más entregados, deban abandonar sus ocupaciones para atender las urgencias que en un pueblo son variopintas.

Los problemas a los que se enfrentan los ediles, las horas de dedicación plena – robando tiempo a la familia, a las obligaciones laborales y esquilmando el poco tiempo libre que queda – los miles de kilómetros que han de realizar – pagando el combustible de su bolsillo – para intentar obtener ayuda de las instituciones, remolonas, a pesar de ser amigas – no os cuento lo que puede pasarnos ahora – y solventar las demandas de la población; NO TIENE PRECIO.

Les deseo mucha suerte a Ángel, Pilar, Juan, Vicente, Vitorino y, especialmente, a Virgilio que ocupará mi lugar y es para muchos nuestra esperanza de futuro. También a Mere, concejal de la oposición, siempre dialogante, un error presentarse por una candidatura que nada bueno puede procurarle a nuestro pueblo, antes y después de sacar la recortadora. Le deseo a Virgilio, por ser el más joven, que la experiencia le enriquezca personalmente y a todos que contribuyan, como hasta la fecha, al bienestar de Santa Cruz de Moya, por el futuro y por el trabajo de nuestros abuelos que nos dejaron uno de los lugares más bellos de la tierra.

Quiero dejar constancia que he decidido no inmiscuirme en la política en Santa Cruz de Moya, si así puede llamarse, en todo caso, mi salida del ayuntamiento es total a no ser que las cosas, se vuelvan de manera impredecible y me obliguen a cambiar de pensamiento. Seguiré, no obstante colaborando en aquellas cuestiones que afectan a nuestro pueblo, a nuestra comarca y a nuestra provincia, pero en lugares diferentes y desde una perspectiva social, medioambientalista y como defensor del Mundo Rural. Como presidente de La Gavilla Verde, que no es poco. Será mejor atender a las voces amigas que en su día me advirtieron que de este viaje no me iba a deparar nada bueno. Acertaron. Pienso que nunca hay que perder una buena amistad ni por la política ni por la religión ni por el fútbol ni siquiera por un amor contrariado.

Y aquí un recuerdo a nuestra añorada guerrillera conquense Remedios Montero, Celia, en una anécdota que he contado muchas veces  y que resumo con su exclamación ante el ignorante que le proponía una entrevista televisiva en la que no se hablara de política ¿Cómo no voy a hablar de política, si toda mi vida ha estado dedicada a la política? Le respondió. Y es que todos, aunque sea en minúscula, somos políticos. Ya lo decía Aristóteles, el hombre es un animal político.

Da rabia, especialmente, en estos días de zozobra económica, en que nos gobierna el “fascismo democrático”, escuchar consignas contra los políticos, como si éstos solo fueran la exquisita minoría que está liberada y que podemos conocer por su lenguaje y por su moderada forma de atajar los problemas de los ciudadanos. Es un desprecio para nuestros alcaldes que se llevan cada día a su casa los problemas del municipio y que se sienten impotentes ante la racanería que esta democracia ha tenido con el mundo rural, al que ha maltratado y continuado la labor del franquismo, vaciando los lugares hermosos para hacinar a la gente en los suburbios.

Es tiempo de la política, más que nunca, en posicionarse ante la ola de atropellos que los ciudadanos estamos obligados a soportar por la mala gestión de las élites dominantes que aprovechan esta crisis para empobrecernos, robándonos la educación, la sanidad y eliminando las políticas de bienestar, tan necesarias en nuestros pueblos por la tasa de vecinos que ya andan por la cuarta edad. Pero las continuas averías de instalaciones obsoletas, de viales dañados por la climatología y la falta de recursos propios, no permiten más que los plenos sirvan para parchear. Treinta años tuvimos que esperar para que nos arreglaran la carretera que nos une a la provincia, por ello, siempre se recordará a Barreda como el amigo que por fin nos puso en el mapa de Cuenca.

Los actuales concejales de Santa Cruz de Moya tienen una consciencia privilegiada sobre estos problemas y son el mejor equipo que podemos tener dirigiendo el ayuntamiento, pero, como todas las personas pueden y deben mejorar algunas sensibilidades sobre el presente y el futuro de nuestra tierra y tener una mayor predisposición para las cuestiones tecnológicas, dado nuestro aislamiento y nuestra lejanía física y política de los centros de decisión.

El conocimiento sencillo sobre herramientas como el correo electrónico o las redes sociales se hace cada día más necesario y, en muchas ocasiones, ahorra agotarse con el móvil para cada problema. No se ha de menospreciar el trabajo del tejido asociativo que puede contemplarse como un obstáculo en algunas cuestiones, cuando, todo lo contrario, ha representado un gran beneficio para nuestro pueblo. Son una riqueza a conservar, pues en ellas tenemos a los mejores exponentes de nuestra pequeña sociedad. Todas y cada una, son una gota de vida para el pueblo.

Esto puede hacerse extensivo a todos los ediles que de forma generosa se entregan a gestionar sus ayuntamientos en la sociedad rural, es necesaria la formación y el aprendizaje, deberían organizarse desde el propio estado cursos y talleres, y mimar a toda esta gente que se acerca o cree en la política sencilla y próxima, esa que sirve para satisfacer a cada vecino que puede parar por la calle a su alcalde  o a un concejal y transmitirle una queja, una reclamación o una sugerencia. Deberían contar con esos privilegios, dada su altruista dedicación.

Debo recordar a una persona que podríamos definir como el alma del ayuntamiento, Mari Luz Garrido hace un trabajo enorme por una nómina que, cuando no es escasa, no llega porque los actuales gobernantes no pagan. Su tenacidad y su memoria son una salvaguarda para nuestro ayuntamiento. Podríamos sugerir algunas mejoras al trabajo administrativo, pero, todos somos testigos que la luz del ayuntamiento se apaga tarde, mucho más tarde de lo que la obliga su horario laboral. Habrá quejas razonables de que algunos asuntos se demoran más de lo deseado, especialmente, por parte de la diáspora santacrucera que tiene unos pocos días para solucionar sus problemas en su pueblo de origen, pero el volumen de trabajo que conlleva la responsabilidad de secretaria y su entrega al buen gobierno, hacen comprensible esos atascos. Doy fe de ello que algún rato pasé a su lado.

Obligado es despedirme de las empleadas de la casa tutelada. En estos días de miserias, sé que ponen todo de su parte para que los ancianos allí alojados tengan días felices, pero no es fácil gobernar con tan poco presupuesto. Y desearle a Juan una rápida recuperación tras el terrible accidente que sufrió.

Despedida y cierre:

Desconfiad de los que predican el apoliticismo, de ellos proceden las dictaduras y los recortes a la libertad y a nuestro bolsillo. Combatamos a aquellos que quieren convertir nuestra provincia en un cementerio para luego arrebatarnos la tierra de nuestros abuelos, y privatizar lo que es nuestro y trabajo costó arrancárselo a Condes, Marqueses y Obispos. Lo dijimos desde La Gavilla Verde y luego lo hizo suyo el ayuntamiento: No vendas tu tierra.

Y como decía José Antonio Labordeta: “Uno no va a la política por sueldo, va por ideales y por hacer algo por su tierra”

Foto de grupo de los concejales elegidos en las elecciones municipales de 2011

Salud y Buenaventura.

¡Viva Santa Cruz de Moya!

Pedro Peinado

Serranía de Cuenca, 7 de agosto de 2012

Más que nunca a Santa Cruz de Moya (2012).


 

Cartel de las primeras jornadas. 2000

Presentación de las XIII Jornadas El Maquis en Santa Cruz de Moya. Crónica rural de la guerrilla Española. Memoria Histórica Viva.

Este año vamos a reducir el tamaño del programa de las jornadas, no es por su numeral, el 13, ni por la crisis económica. Las subvenciones suponían un empuje necesario para que la organización pudiera soportar con mayor holgura los gastos, especialmente, porque nos permitía economizar la vida asociativa y realizar un mayor número de eventos durante el año. Este año hemos mantenido la publicación de El Gavillero, pero hemos tenido que reducir su número, aunque, sus redactores, sigan aumentado su calidad. Hemos suspendido la celebración del Festival de Cine Documental y no podemos albergar al número de ponentes durante las jornadas que otros años.

Nunca se pagó a los ponentes, una contada excepción. Ellos se pagaban los viajes porque sabían que el nuestro era un proyecto solidario, aunque no todo el mundo podía hacerlo. Hemos cubierto los gastos de los guerrilleros, puntos de apoyo y testimonios que han participado en las jornadas y, desgraciadamente, ese gasto se ha reducido pues muchos ya no podrán estar con nosotros. Ellos hicieron grande una convocatoria como la nuestra que mantiene como uno de sus pilares la Memoria Viva.

Cartel de las II. 2001

Pesa en nuestras espaldas una actividad de trece o catorce años. No solo han sido jornadas. Hemos potenciado decenas de encuentros en toda la península y Francia y, sobre todo, hemos querido dotar a nuestro pueblo, Santa Cruz de Moya, de una ambiciosa agenda que a algunos ya molesta. Montamos en bicicleta, hemos hecho el Turia navegable en piragua, recuperado alguna tradición perdida, señalizado las rutas más importantes de nuestro término, aquellas que unían nuestras aldeas y rentos, los mundos de la utopía y de la crueldad. Hemos abortado la apertura de minas, defendido nuestra tierra ante compradores con intereses foráneos, en fin, se ha hecho lo que se ha podido y no se nos puede exigir mucho más.

Se debatió si este año lo dejábamos sabático, pero, como el que no quiere marchar de un lugar y demora la partida, acordamos seguir convocando el Dulce Chacón hasta que duren nuestras vidas y ojalá, luego, vengan otros y otros, hasta convertirnos en capital. El 30 de noviembre de 2011 nos vimos obligados a cerrar nuestro mayor proyecto, el Centro Documental de La Gavilla Verde, ahora, como guerrilla, archivamos de puertas adentro y se acabó la llegada de estudiantes alemanes que querían conocer nuestra experiencia a través de la universidad de Constanza viniendo a este pequeño pueblo de Cuenca. Habrá al que no le duela, pero a los que hemos trabajado en el proyecto, se nos hace un agujero en el alma. Se nos nubla la vista porque estuvimos muy cerca de convertir nuestra utopía rural, aquella que conectaba intrínsecamente con los guerrilleros, en una realidad. Hemos perdido, simplemente, una batalla, pero no el compromiso por dar nombre a los sin nombre y rostro a los desaparecidos, para seguir luchando por nuestro pueblo y sus semejantes, pueblos condenados a desaparecer tras las nuevas políticas propuestas por el gobierno que nos cierra escuelas, nos deja sin médicos, sin prestaciones para la tercera edad, la más mayoritaria en nuestra comunidad rural. Nuevas afrentas que como asociación defensora del mundo rural habrá que dar respuesta uniéndonos en plataformas para oponernos a un mundo que ellos quieren para sí, pero es de todos, los que allí viven y los que un día tuvieron que marchar.

Mejor en Madrid que en Santa Cruz de Moya, nos han llegado a decir, pero ni uniendo todas sus fuerzas, jamás lograrán que el nombre de este pueblo haya ganado la batalla más hermosa que la de la memoria, aquí se ganó por la misma gente de aquí. Solo la estrechez pueden explicar esa página de desamor, pues quién atienda a la razón, como dijo nuestro amigo cántabro: Yo quiero una Gavilla en mi pueblo.

No nos rendimos, permitidnos que cojamos algo de aire, este invierno será duro y largo. Retomaremos las sendas que nos conducen a la reflexión. Allí esperamos recomponer las amistades rotas, curar las heridas de tantos años de tensión, de ir levantando las losas del olvido para devolver a la gente a su gente, porque gente eran los que lucharon en el monte y los que les apoyaron en los pueblos, los que eran menos gente fueron los que se levantaron en África y los que aún expanden por la tierra el fétido aliento de la verdadera bestia, la que tuvo la suerte de montar sobre la grupa de nuestra historia y hundir el sueño de los sencillos.

Permitirnos buscar los lugares cálidos y descansar, seguiremos trabajando en los días y las noches largas de la crisis, prometemos no parar, pero el ritmo, ahora, será pausado, para que nadie de los nuestros se quede atrás.

Abriremos el octubre el día 5, subiremos a Cerro Moreno e izaremos la bandera de la libertad. Volveremos el día 3 de noviembre para arriarla, el sábado más próximo al día siete de noviembre, cuando en 1949 caían doce guerrilleros en el lugar escogido para establecer el campamento del estado mayor de la AGLA.

El sábado 6 de octubre, por la mañana, siguiendo con el relato de párrafos anteriores, lo hemos reservado para celebrar nuestra asamblea general ordinaria, que hasta la fecha se ha convocado tradicionalmente en agosto. Queremos así solucionar dos cuestiones, lo poco propicio que resultaba reunirnos en la temporada estival y aprovechar para los que en agosto no podían estar, vinieran a jornadas. Otro año, ya se verá, pero los agostos cada vez son más cortos y los destinos más dispares. Socias y socios pueden consultar aquí el orden del día y la posibilidad de avanzar sus propuestas por escrito.

 

Por la tarde, se abrirá el tiempo de las jornadas. Nada más acabar el telediario se celebrará la inauguración, se saludará a los asistentes, se les agradecerá su compañía y nos dispondremos a hilvanar un nuevo cesto para depositar toda nuestra atención.

Se presentarán los trabajos de exhumación realizados en la fosa de Reíllo. Se abrirá un espacio para que los familiares de los desaparecidos nos hagan llegar su sentida lucha. Y se presentarán los primeros pasos del documental m¡AQUÍ!s producido por Cremant Muses del que somos modestos colaboradores y el que quiere dejar huella de los trabajos de exhumación realizados por el grupo PALEOLAB, donde, también, se desvela el trabajo realizado pon nuestra secretaria de desaparecidos.

Sin tiempo para respirar, Juan Bernadro Moreno y José Aurelio Romero Navas realizarán una exposición sobre la guerrilla antifranquista a través de la ficción y la no ficción, a vueltas con la publicación de su libro Bibliografía de guerrillas. Publicaciones sobre el fenómeno del maquis antifranquista.

Intervendrán, tras un descanso José Antonio Martín Pallín y Carlos Jiménez Villarejo, reconocidos juristas con los que queremos cerrar un círculo que abrimos hace unos años, cuando desde las asociaciones reivindicábamos que la justicia debía ser protagonista en el esclarecimiento de los hechos sucedidos desde el 17 de julio de 1936 hasta nuestros días. Y, desde este modesto pedestal de la historia y la memoria, rendir un sentido homenaje a Baltasar Garzón.

 

Para finalizar, la mesa dedicada a los guerrilleros y guerrilleras y sus asociaciones de España y de Francia, con sentido homenaje a Lluís Martí Bielsa.

Tras la cena, se están barajando diversas alternativas, la que mayor fuerza tiene es la de organizar un concierto, pero, ahí sí que, tendremos que estudiar bien las opciones pues los bolsillos andan escasos.

La entrada será libre, pero os pediremos vuestra colaboración, siempre a cambio de algo, lo anunciaremos, pero ese día todos debemos se gavilla solidaria y levantarnos para acudir al Cerro de la Atalaya, donde en 1991, se elevó el monumento nacional al guerrillero y donde celebraremos el 23 Día del guerrillero español. Homenaje a la Guerrilla Antifranquista.

El 15 de septiembre publicaremos el programa definitivo de las jornadas y, en colaboración con las asociaciones de exguerrilleros, el programa del acto de homenaje.

Salud y buen verano.

La Gavilla Verde

 

 

 

 

 

PD: Como podéis comprobar falta el cartel de este año. Esperamos tenrlo para el 15 de agosto.

 

 

 

 

 

Regar a Camps


(Camps, entonces President, lanzó una campaña junto al presidente murciano sobre el agua ante la demanda desde Barcelona de un trasvase provisional que pudiera inyectar las vacías tuberías de la gran urbe catalana. Había sido un año de gran sequía. De todas formas, la anécdota de este artículo llegó pasados unos meses, cuando alguien de Santa Cruz de Moya llevaba de la mano a su nieta y se dio de bruces con Camps. Se entabló una conversación, ya saben los políticos cuando ven a un niño… por lo que fuera le preguntó por su origen y le dijo que a pesar de llevar toda la vida en Valencia donde habían nacido hijos nietos y nietas, era de Santa Cruz de Moya. Y el President le contestó, en su pueblo hay alguien que no me quiere bien)

Regar a Camps

Camps es un apellido catalán. En algún momento de la historia, alguien apellidado Camps se trasladó a Valencia, donde formaría una familia o la traería consigo y los años o los siglos han permitido que un Camps sea el Presidente de la Comunidad Valenciana. Los valencianos, una parte de ellos, tienen una notoria animadversión por los catalanes, siendo éstos sus ancestros. No es extraño que digan que no hablan catalán y que solivianten contra el trasvase que quiere prever la sed de cinco millones de personas. Tienen tema y volverán a convocar manifestaciones y pagar con paellas multitudinarias a los que allí acudan.

Llueve. Me asomo a la ventana. El Turia pasa alegre. Nos estamos planteando llamarlo río Blanco, que era el nombre con el que llamaban a este río en Santa Cruz de Moya y en las comarcas limítrofes de Teruel y Valencia. Los aragoneses lo llaman Guadalaviar y los valencianos, Turia. A su paso por nuestro pueblo, el río Blanco se vuelve castellano por unos breves pero intensos kilómetros.

En La Olmeda, bella aldea de Santa Cruz de Moya, el río recibe un gran aporte, es decir, somos cedentes. A pesar de nuestra riqueza hidrográfica, ésta no nos supone una ventaja, pues esa agua se deja correr desde tiempos inmemoriales para que en Valencia no pasen sed. Habría que hablar mucho sobre la gestión que en Valencia se ha realizado con el Turia, pero su presidente prefiere hablar del Ebro. Si cierro los ojos y sueño, veo una huerta fructífera en nuestro término conquense sino se nos acotase el caudal. Gozamos de un clima mediterráneo y de la suficiente extensión para que nuestros frutos fueran un privilegio, pero durante siglos, ese privilegio fue para la huerta valenciana, huerta que está desapareciendo y en su lugar plantan edificios, urbanizaciones y apuestan por el crecimiento insostenible.

Si sueño, nuestra agricultura sería competente, pero a los de Santa Cruz nos ha estado prohibido soñar. Estamos condenados a que nuestros recursos hídricos sean esclavos del crecimiento de Valencia, en el pasado y en el futuro. Una vez derrochado el Turia, quieren derrochar con un gran trasvase el Ebro. El agua es de todos, dicen, pero el agua no es de Santa Cruz de Moya, a pesar de que aquí nace y nutre.

Los problemas del agua en Valencia no son de ayer. Thomas F. Glick lo recoge en su libro Irrigation and Society in Medieval Valencia. Ya en las sequías de 1370 la ciudad de Valencia estudia realizar un trasvase del Júcar al Turia. También se interesaron en 1413 en desecar una laguna en el término de Santa Cruz de Moya con la construcción de canales y presas que condujeran el agua primaveral que recogía esta laguna y aumentar el caudal  del Turia y así paliar las sequías que azotaban la ciudad y la huerta. Para ello, se entrevistaron con los que mantenían a nuestro pueblo en la pobreza, los marqueses de Moya, y éstos le pedirían lo que fuera. No sé si finalmente lo conseguirían ni si la laguna es lo que conocemos hoy como Las Simas. Me atrevo a decir que sí, una está desecada y brota pobremente en primavera. Las otras dos, pues son tres, vierten al Turia.

El problema es que este es un país de sequías y tormentas. Nos acaloramos y nos enfriamos sin intervención alguna del sentido común. Si en tantos siglos no han sabido solucionarlo con trasvases y pantanos, habrá que buscar otros caminos. A nosotros nos sobra agua y nos falta gente, lo contrario que a la cuenca mediterránea, donde falta agua y hay demasiada gente. Si el crecimiento sigue a este ritmo, el Ebro no será suficiente, pues ya lo dicen los técnicos, en época de sequía el trasvase no podrá calmar la sedienta ambición de Valcárcel y Camps. Así lo han visto mis ojos cuando he recorrido Valencia y Murcia. Ambos presidentes han optado por desarrollar de manera insostenible sus comunidades y esto resta a la nuestra, por lo menos a nuestro pueblo. Quizás, si se preocuparan menos del ladrillo y más por la gente, habría agua para todos.

Pedro Peinado Gil

Presidente de La Gavilla Verde

Santa Cruz de Moya, 16 de abril de 2008